
Serie Figurativa.

"PREGUNTAS SIN RESPUESTA", escribe, Iván Sánchez Moreno (sobre la muestra en the GAP).
The answer, my friend, is blowin´ in the wind.
Otro caso de abducción –introspectiva, se entiende– por el arte es el de Xermán Rodríguez. Él mismo advierte que antes de aprender a hablar, ya pintaba y que, empujado por la imperiosa necesidad de expresarse con pinceles, sufría de ansiedad en los momentos de parón –se sentía, confiesa, como "la triste sombra de una esquina a la que van a mear los perros"–. En su proceso creativo deja manos libres al azar y a una comedida locura. El resultado no es más que otra búsqueda por un yo ignoto, y a veces perturbador. Pero su mirada es aquí irreverente, algo gamberra y muy pop. Xermán pervierte estilos y rompe los formalismos clásicos volviéndolos histriónicos y desacomplejados. Se mofa de Goya, Leonardo, Matisse, Modigliani..., de todos los grandes maestros en general, con más ingenio que los genios. Pero empieza su catarsis riéndose de sí mismo, de su virtud y su habilidad, para luego dedicarse a dinamitar el arte con sus propias armas. El respeto del arte es sólo un consenso, un contrato de palabra, y Xermán parece dispuesto a utilizar su misma retórica para despojarlo de auras mitificadoras. Que el arte, como la vida, no es para tanto, a fin de cuentas, y no caben tantas preguntas. La incertidumbre ante la duda del devenir es sin embargo un monstruo voraz. Sólo consuelan esporádicamente el arte y los delirios (de felicidad, invento de poetas y farmacólogos). Lo prueba quizá la muestra que se expone en GAP a partir del 31 de octubre.
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